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            | La silueta del "chuncho" sobresale sobre un espectacular fondo proporcionado por el Ausangate. |  
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                  | Antes  de eso formas parte de la primera expedición cusqueña al Aconcagua. Fue súper  anecdótica. Cuéntanos como fue eso.Si,  fueron muchas experiencias las vividas en esa expedición. Una mañana de Octubre  del 88 en Cusco, dos chelas y tres amigos pactamos hacer la “Expedición  Aconcagua 89”. Cientos de cartas para buscar sponsors sin éxito, una única  oferta monetaria -de alguien a quien ni siquiera le enviamos carta alguna-, alcanzaba  para los pasajes de ida, entradas y mulas hasta el campo base y la amistad  incondicional de Lidu nos ayudó a completar el viaje. Puente  del Inca fue nuestro primer contacto con los escaladores que subían y bajaban  de la montaña, hicimos los 42 kilómetros de Puente del Inca a Plaza de  Mulas en una sola jornada pues teníamos el dinero justo y necesario para gastar  si queríamos lograr la cumbre.
 Llegamos a Plaza de Mulas con pocas fuer-
 
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                  |                      zas y  muchas ampollas, luego armar la carpa que tanto nos había costado conseguir  para el campo base! Ubicamos el sitio en medio de otros grupos de montañeros y  fuimos desenrollando su voluminoso y pesado cuerpo hecho de lona a prueba de  balas y a prueba de robos, una vez desenrollado el cuerpo pasamos a unir las  piezas de madera que eran parte del mástil interno central, tres robustas  piezas de madera que unidas tenían una altura de poco más de dos metros, altura  suficiente para hacer notar la presencia de tres orgullosos peruanos metidos en  una carpa modelo Tipy que al más puro estilo apache sobresalía entre el mar de  modernas carpas iglú, sin duda nos convertimos en el grupo que pasaba menos  desapercibido, no precisamente por lo experto pero si por lo curioso de  nuestras condiciones, después de un par de días subíamos a Nido de Cóndores.
                      
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                  | Teníamos  algunos banderines con el logo de nuestro Club y la inscripción “Expedición  Aconcagua 1989”  que los cambiamos por comida y así nos evitamos comer liofilizados todos los  días. Teníamos queso, arroz, pan, mermelada, fruta seca, manzanas y más. El  día previo al ataque se me congelaron las botas que olvide fuera de la tienda y  el agua, pero hicimos cima como a las 4 de la tarde. Carlos  Pujazón, Leonel Palacios y yo, socios del Club de Andinismo Cusco, llegamos a  la Cumbre más alta de América (6,960   m.s.n.m) el 2 de Febrero de 1989 y por tanta emoción,  fotos, cansancio y viento olvidamos firmar el libro que estaba en la cumbre.
 Luego  los intentos al Salkantay, Taulliraju, Chacraraju y norte del Huascaran Norte,  todas montañas muy duras eh… ¿Puedes resumirnos todo eso?
 Cada  montaña tiene una historia detrás, si bien como guía he logrado muchas cumbres  en diferentes países, como montañista también he buscado mayores retos siendo algo ambicioso en cuanto a mis metas, buscando  probarme con cada ascenso en montañas no convencionales, desafortunadamente no siempre depende de uno  mismo, como tú sabes las condiciones climáticas son decisivas, generalmente contra  la naturaleza no podemos hacer nada, al Salkantay tuve 4 intentos los tres  primeros siempre fue el mal tiempo lo que impidió (neblina, nevadas, placas), la  última vez sufrimos el robo de mochilas, lo que frustro una vez más esta montaña. Para el Taulliraju se me dio una oportunidad inesperada, al regresar de la  montaña con uno de mis primeros grupos como guía oficial me encontré con un  montanista español, que ya tenía planeado escalar esta montaña, su compañero  había enfermado y  quise tomar su lugar justamente por el reto que implica
 
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